jueves, agosto 17, 2006


Entre el psiquiátrico, terapia intensiva y otros sitios revoloteo como luciérnaga. A veces apagada y otras veces brillante. Trato de enfocarme a esto, lo que soy, lo que seré y dejar a un lado las cosas que no se pueden manejar completas por que no son totalmente mías. Los sentimientos siempre son peores que los valores fisiológicos. Enfermos crónicos, titulo que en este momento mi alma padece. Darle a mi rostro la inexpresividad de una mascara donde debo aparentar un pilar y mostrar la sonrisa que forzo a que me suba hasta los ojos ante los coetáneos que de bata blanca hacen lo mismo que yo.
El tiempo resulta ser que lo tengo que ajustar, me dicen los que de esto viven, y en esta nueva agenda no cuadran los oficiales, los otros y los que nunca fueron más que un ventarrón de aire renovador. Los oficiales me ven con ojos “hazme tiempo, eres mía”, los otros me piden letras y el viento renovador no dice nada pero me orienta a ser yo y ser lo que tengo que hacer.
Tres cigarros de desayuno, agua pa pasar la mañana. Y dentro de mi se levanta el ya no me interesan ni sus guerras ni su dios. Va un cigarro más, auméntale al cuerpo el riesgo, se egoísta pa poderte dar a los que nada piden de ti mas que alivio, y así, haciendo de chaman, la cura te sirva de bálsamo pa tu pinche alma.