viernes, diciembre 22, 2006

Confieso que nunca he sido partidaria de la poesía. Nunca se me ha dado lo del ritmo, las imágenes poéticas y demás cadencias que dicho arte envuelve. La poca poesía, si se le puede llamar poesía, que he hecho ha sido por encargo. Pero si alguien me hizo verla con otros ojos, con una cercanía palpable no fue ni Neruda, ni Don Tavo Paz. Fue un escritor de aquí, de la Baja, que aunque poco le conozco, el único libro que de el tengo esta gastadísimo de tanto leerlo y releerlo.

Pues sí, salir de la cantina más distante,
sin un quinto y la brújula voltiada,
sin cigarros y las llaves que no encuentras,
agarrar camino con el estéreo a todo volumen,
pensando en tu mujer bajo las cobijas,
dormida y ausente a tu briago corazón;
y ai vas, como loquito,
esquivando fantasmas y policías,
presto pa llegar pronto a casa
lo más pronto posible; y luego llegar
y no atinarle a la cerradura que se mueve,
y subir las escaleras con el menor ruido,
maldesvestirte y arrimarte como si nada,
tirando verbos, historias y evangelios,
dando besitos de cariño, besitos deadeveras,
y tu morrita, con toda la paciencia del mundo,
porque te ama, porque te conoce, porque se conoce,
voltea con la somnolienta mirada de una reina
y te dice: ¡ya duérmete, cabrón!


Roberto Castillo Odiarte
Elamoroso guaguaguá

1 Comments:

Blogger sirako said...

joé que belleza...

y yo acá con las manos en el teclado.

(?)

saludotesss

2:24 a.m.  

Publicar un comentario

<< Home