Yo, el canario y las probabilidades matemáticas...
Pa hacerle honor al apellido me veo envuelta en las situaciones más graciosas, por así llamarles. Después les cuento de la vez que a mi hermano le ponchó una llanta un perro, o una de las del Jefe Jalo (mi sacrosanto padre). No hace ni ½ hora que paso la última. Mi carro (coche pa’ los del defectuoso) al que por su poco discreto color llamo con cariño canario, ya llevaba unas 2 semanas con un traqueteo que le inicio al pasar tipo Fast n’ the Furiuos (traducción chichimeca: En putiza y encabronado) por uno de los múltiples baches y exquisitos vados que engalanan mi rancho. Por razones que no atañen, me hice pendeja y no le preste mucha atención al sonsonete. Hoy, al ir a recoger al fulano (así les llama Jefe Jalo a mis susodichos) para ir a libar, al pinche canario se le ocurrió hacer mas pancho y aumentar el traqueteo. Resumiendo, regresamos a casa de fulano. Como científicos que somos se nos hizo fácil quitar la llanta de donde creímos que venia el ruido, no encontramos nada (pos claro! Semos doitores, no mecánicos, que wueyes nos vimos). Mientras nos fumábamos un frajito, con las manos llenas de aceite y exponiendo nuestras teorías sobre el origen de tan molesta falla mecánica, con el carro sin una llanta y trepado arriba del gato, el canario decidió que pasáramos a chingar a nuestras respectivas y se le hizo fácil caerse. Si, si le habíamos puesto piedras pa detener las llantas, y no, a la pendeja de mi ni le pasó por la mente ponerle el freno de mano.
Esta experiencia casi religiosa no es la primera vez que me sucede, y algo me dice (tal vez los genes) que muy probablemente no será la ultima. Cero y van dos. A ver que pinche día le toca al canario quitarme una llanta, y en venganza me le caigo del gato. Las benditas leyes matemáticas de la probabilidad!
5 Comments:
Saludos hermana de Roberto...
no me conoces, no te conozco (de vista cuenta?), pero me gusta mucho tu blog...
felicidades?
vai
de aqui veo tu canario....todo igual, nadie ha venido a arreglarlo...je...saludos!!!
sss, malditos carroches que se rebelan contra sus susodichos y respectivos manejadores.
lo malo es que los canarios son medio huevones y no se dignan a cambiar llantas; ni propias, ni ajenas.
así es que esta vez el karma de tu carro quedará intacto... tengo que ir a investigar a la india si los autos tienen karma también o son los únicos seres con nombre de ser vivo que están exentos de eso, y de paso me como un(a) chapati.
y no contaste la historia completa...por que la mala suerte continuó si mal no recuerdo...
Saludos hija del mal
Pero qué guapa te ves, así luego luego saco la herramienta para sacarte del apuro, aunque no sepa nada de mecánica
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